Masaje
Una vez tumbado en la camilla,
el tiempo desaparece
y la relajación se hace
más intensa desde que
deslizo suavemente
mis dedos por tu espalda.
Roces suaves y lentos
recorren cada músculo
para después ir profundizando.
Siento tu cuerpo tenso, agarrotado,
y mis manos van deshaciendo
los nudos que encuentran
a su paso.
Sientes cómo tu cuerpo
mejora, se alivia con
cada movimiento de mis dedos,
las molestias aminoran, se reducen
y tu mente se despeja.
No hay estres
No hay dolor
sólo paz
que se propaga en tu interior.
Respiras.
Acabo con los mismos roces
que al principio,
y un escalofrío recorre
tu cuerpo rehabilitado.
Abres los ojos paulatinamente
y regresas a este mundo,
renovado.
Comentarios
Un abrazo en la mañana.
Por cierto, tengo como una contractura por...
Gracias.
Besos.