Nuestra boda

El gran día por fin llegó. Me despierto junto al que,

dentro de unas horas será mi marido, y me siento feliz.

Me visto, desayuno, y dirijo a la peluquería.

Cuando regreso a casa, comienzan a venir mis familiares,

llenos de alegría, ya que la situación lo merece.

Es hora de salir, puesto que la boda se celebrará

en el pueblo del novio. Llegamos con tiempo,

donde nos aguarda su familia, entusiasmada.

Me pongo el vestido, y, al contemplarme en el espejo,

siento una gran satisfacción, me siento realmente guapa.

Queda poco tiempo, el novio ya está en la iglesia, mientras yo

espero, impaciente, mi turno.

Por fin salgo del brazo de mi padre, y llegamos

a la puerta. Estoy un poco nerviosa, pero preparada

para dar el gran paso. Entro,y, allí está él, radiante,

resplandeciente, con un brillo en su rostro que ilumina

mi corazón. Nos encaminamos hacia el altar,

con todas las miradas puestas en nosotros,

y comienza la ceremonia.

Nos invaden por detrás las fotos y sonrisas de los invitados.

Todo está saliendo perfecto.

Llega la hora de la colocación de los anillos, el momento

en el que dictaminamos nuestra unión

como marido y mujer, un momento magico.

Acabada la ceremonia, nos dirigimos

al banquete, que se celebrará en Talavera. Nos sentamos

todos a la mesa, y todo es alegría y alborozo. De vez en cuando,

algunos comensales ajenos a la boda, gritan, ¡Viva los novios!

y nosotros les respondemos con un beso.

Antes de concluir el día, terminamos en los jardines

del prado, donde finalizamos la última sesión de fotos.

Poco a poco, los invitados se van marchando, hasta que

nos quedamos solos, disfrutando del último momento

de éste maravilloso día.