Aquella mujer





Es una tarde soleada, y Luis, como todas las tardes,
con su libro en mano, se dirige a su rincón favorito,
a la sombra de un árbol que hay cerca de su casa.
Allí suele disfrutar de la buena lectura. Pero al llegar,
encuentra sentada a una mujer, aquella mujer lloraba,
pero su rostro irradiaba una luz que a Luis le enamoró.

Sus ojos eran azules como un mar en calma; su cabello,
largo y lustroso brillaba con la luz del sol, y sus labios
perfectos para besarlos. Se acercó a ella, y, sonriendo,
le secó las lágrimas dejando ver un rostro aún más hermoso.
Se miraron, y él la tomó de la mano. Desde ese día,
caminaron juntos hasta el fin de sus vidas.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Hola amiga. Un momento determinante para dos desconocidos, un momento que se desea, a veces, que se haga realidad...

Me alegra que proliferen tus letras.

Besos...
Alicia ha dicho que…
Muchas gracias amigo, un deseo hecho realidad.
Besos...

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