Hielo y fuego
Nos arropamos cada noche
con la sábana de la vida.
Unas veces es tan fría,
que te congela hasta el alma.
Y es que envuelve tu cuerpo
con una capa de hielo
que te deja paralizado
y sin capacidad de movimiento.
En otras ocasiones
es tan caliente,
que asfixia el corazón,
el sudor corre por tus venas
y sientes una quemazón interior
que te impide respirar.
Por eso, debemos poner
de nuestra parte
para que la sábana de la vida
ni queme, ni hiele.
Comentarios
Bravo por ti, linda mía.
Besitos
Un beso.
Un cariñoso abrazo, querida Alicia.
Un abrazo.
Me gustan tus palabras...
Saludos!
Un abrazo, Alicia.
Besos